29/8/11

Imágenes, imágenes, imágenes.
Recorrido visual de un viaje por el norte.

Me van a perdonar, pero hoy estoy perezosa. Será lunes, será la operación retorno (que yo ya pasé hace más de una semana, lo admito), será el calor, ¡qué sé yo!, pero no tengo muchas ganas de aburrirles con texto y sí en cambio de darles envidia con unas cuantas instantáneas tomadas en mis días de asueto, que no descanso, pues unos mil quinientos kilómetros han sido los recorridos.

La premisa: no poner más de dos fotografías de cada día. Ha sido difícil, pero aquí lo tienen: resumen visual de un viaje fabuloso.

Primer Día_
Iglesia de Vega de Valdetronco. Un sitio al que he de volver.

Segundo Día_
Edición facsímil de uno de los quince Beatos de Liébana, en la exposición Templum Libri del Castillo de los Templarios de Ponferrada (León). Una gozada para los sentidos.

Callejuela de San Facundo (León), un lugar para dejarse llevar por el susurro que marca el lento fluir del río Argutorio.

Tercer Día_
Atravesando el Embalse de los Barrios de Luna (León), sitio que responde con creces a su nombre ya que parece un paisaje selenita con gran cantidad de agua.

Santa María del Naranco (Oviedo, Asturias) por dentro, ¡por fin pude ver su interior! Aunque no se sabe muy bien cuál era la función de esta estancia, se le presupone como un antiguo aljibe.


Cuarto Día_
Antigua fábrica -hoy en día abandonada- de cervezas Águila Negra en El Berrón (Asturias).

Gijón (Asturias) nos muestra su faz vanguardista en una de sus calles,  caminando por el barrio de Cimadevilla. Pero lo mejor de ese día fue reencontrarme con dos de mis mejores amigas: Speranza Gon y Lucifer. ¡Un placer! Ah, y dormir en la Panic Room de un hostalillo sin ventanas, ¡toda una experiencia para alguien con claustrofobia como yo!.


Quinto Día_
La Laboral (Gijón, Asturias) un antiguo edificio franquista de hermosa factura reconvertido en el centro cultural de la ciudad. ¡Espectacular!

Mini visita a Cangas de Onís, a reventar de turistas que posiblemente no sepan que ese precioso puente no es el romano sino el románico que construyeron siglos después tras una enorme crecida del río Sella que arrancó de cuajo al anterior.  Fotos, refrigerio y rumbo hacia la playa de mis amores o no...

Antes de llegar a la playa de mis amores -cosa que haríamos al día siguiente-, parada en los acantilados de Llames (Asturias) para ver una flamígera puesta de Sol y oír el rugido de las olas en los bufones que se excavan en las rocas. ¡Magia pura! Aquí tienen uno de los bufones de Pría; no lo pueden escuchar, pero bramaba como el mismo infierno.

Sexto Día_
Cubos de la Memoria en Llanes (Asturias). Es lo que tiene ir sin plan, que te puedes parar donde te apetezca en el momento que quieras y Llanes, se lo aseguro, bien merece una parada.

¡Por fin! Llegada a Pendueles (Asturias). Aquí tienen su característica playa llena de rocas que hace que no haya ni un triste bañista casi nunca. Para mí, para nosotros, el paraíso.  Esa tarde escalamos hasta casi la cima del espigón que se abre al Mar Cantábrico. Una suerte pues al día siguiente la marea alta no dejaba acercarse a él más que a nado.

Séptimo Día_
Remaches en la puerta de la ermita de la Posada de Castañeda (Cantabria), otro de nuestros sitios fetiche, sobre todo para comer a base de bien. ¡Ay, el valle de Pas!

No están permitidas las fotos en la colegiata de Castro Urdiales (Cantabria), pero la ocasión merecía arriesgarse, ¿no creen? Eso sí, no pregunten ni de qué virgen se trata ni qué hacía ahí expuesta ni si la iban a sacar en procesión porque oír el clic de la cámara y apagar todas la luces -un elegante gesto para echarnos- fue todo uno.

Octavo Día_
Enseñar una de mis cuatro ciudades favoritas de España, lugar de recreo y libertad en mis años universitarios,  a mi muñeco presioso (¡no la conocía!) fue la última parada de nuestro periplo norteño. Donostia (Gipuzkoa), con ese ambiente pre Aste Nagusia, estaba simplemente preciosa. Aquí tienen uno de los cubos del Kursaal asomándose a la playa de Zurriola repleta de surferos.

Sorpresas de la vida, el famoso y sempiterno carrusel, que está enfrente del Ayuntamiento de Donosti, era transportado frente a la atenta mirada de todos los viandantes -teléfono móvil 3G en mano para inmortalizar el momento- hacia un nuevo sitio.  Espero que la próxima vez que regrese a esta amada  ciudad su carrusel siga en su sitio. Luego, ¡cómo no! chapuzón en La Contxa.  ¿Se le puede pedir más a la vida? Yo no, desde luego.
Nuestra inocente intención de llegar a Calais bordeando la costa cantábrica y el golfo de Bizkaia tuvo que posponerse para una siguiente entrega de nuestras vacaciones que comenzarán precisamente en el punto en el que las dejamos. Viajar es algo fantástico, pero viajar sin proyecto, dejándose llevar por el camino, es algo extraordinario que te conduce a la más interesante de las experiencias: conocer un lugar y sus gentes desde dentro y en profundidad.

2 comentarios:

  1. Un reportaje muy bueno, sin duda. He estado por tu tierra, por el llano, y, como siempre que voy por allí, me he sentido feliz.

    Un saludo

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  2. Pues muchísimas gracias por el piropo, José Luis, porque viniendo de un fotógrafo como tú, es un gran halago.

    Ya estoy poniéndome al día con todos los blogs que tengo en el Google Reader (tengo más de 1000 post atrasados, entre ellos unos 20 tuyos) y veo que has estado por mi tierra, sí, y con gran acierto fotográfico, por cierto. Me alegro que te hayas sentido feliz. Eso es una maravilla.

    Saludos.

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