2/9/11

Reconocimiento

Después de un par de relaciones sentimentales fallidas -la una tremendamente fallida y la otra ni siquiera llegó a serlo- me propuse como meta en la vida algo tan poco asible como el reconocimiento en la profesión. No sabía muy bien a qué me iba a dedicar -foto reportera, diseñadora, escritora, física nuclear, veterinaria, qué sé yo...-, pero iba a hacer todo lo que estuviera en mi mano para que cuando dijese alguien Señorita Calamidad pudiera identificar esas dos palabras con mis rasgos faciales, mi manera de hablar y moverme y sobre todo mi increíble trabajo.

Lavamanos de la sacristía del Monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos), sesgado durante las invasiones napoleónicas, mas igualmente extraordinario.
Si ustedes son seguidores de esta egobitácora sabrán que a nivel profesional estoy precisamente en el lado opuesto a mi pretensión. A cualquier agencia de publicidad o estudio de diseño que vayan y les hablen de mí, se les quedarán mirando como las vacas al tren.

Lo más a lo que he llegado ha sido a un reconocimiento por parte de un director de proyectos que tuve cuando trabajaba en la tele hace mil años (así me fue a mí, que me creí que todo el campo era orégano tras salir de la universidad) y que estaba más majara que yo para aceptar alguna de las ideas que le presentaba, por parte del fotógrafo del periódico para el que hice un par de sustituciones y otra por parte de la redactora jefe de la sección en la que escribía/fotografiaba del mismo rotativo. Nada más. Tal vez es verdad que mis decisiones laborales no han sido del todo acertadas, que me he dejado vencer por el miedo a descolgar el teléfono y hablar con los grandes de igual a igual...

Pero ayer venía cavilando en el coche sobre el transcurrir de estos días y mi necesidad -ya apremiante- de encontrar un empleo y me castigaba a mí misma con lo que les escribo aquí arriba hasta que un rayo de luz asomó en la zona cerebral que controla la razón y me dijo con voz contundente: "Cal, ya eres reconocida". ¿Cómo?

Medité y me di cuenta que sí, soy recordada, aunque no en el sector al que me dedico. Con mi otro blog he conseguido que los estudiosos y amantes del arte funerario sepan mi nombre y apellidos, que incluso hayan resonado entre las paredes del Ateneo madrileño, que me hayan felicitado un par de catedráticos especializados en la materia, que me pidan permiso para citarme como fuente en foros sobre entrerramientos nobiliarios... ¿Acaso existe mayor éxito que ese?

Marcho, una vez más, hacia el norte.  Y, ¿a qué no saben lo que haré además de visitar a mi momi, tomar café/cerveza con mi mejor amiga y cenar con la cuadrilla de toda la vida? Recoger los cuadros de la primera exposición de fotografía que me invitaron a organizar en mi pueblo, que ha recibido un buen acogimiento en la zona y una importante difusión mediática (siendo yo una mindundi al respecto). Aquí pueden ver una galería online un poco cutre que estoy intentando mejorar con la ayuda de un gran amigo. A raíz de ella, se me están empezando a abrir un par de puertas que...

... reconocimiento, ¡ay!

5 comentarios:

  1. Me gustan mucho.
    Aunque no creo que te las compre la concejalía de Turismo...

    ¿Son de tu pueblo, todas?

    Besos, y suerte, Cal.

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  2. Hace poco fotografié tumbas de un pueblo abandonado. No sé por qué, en aquel momento recordé tu afición. La verdad es que distintas lo son, muy distintas... aunque lo que haya dentro se parezca un montón.

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  3. Anda que no tiene guasa Pau.

    Luego veré las fotos.

    Cal, cuando se busca tan denodadamente el reconocimiento, no se suele obtener.

    Aparece en el momento más inesperado y aunque no creo mucho en el azar, algo de ello hay.

    Un abrazo muy grande.

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  4. He visto tus fotos, Cal, y creo que leí una entrevista tuya en el diario del bar de Revenga, que no relacioné inmediatamente contigo, aunque luego sí. Creo que sabes algo fundamental, que la realidad, por sí misma, sin maquillaje, puede ser, tal como la fotografías tú, suficientemente impactante. No hace falta que te diga que me han gustado mucho, y lo de venderlas estaría muy bien, ya lo creo.

    Un saludo

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  5. Portorosa: no, no creo que Turismo se interese por ellas. :-D Es curioso, pero ninguna es de mi pueblo. Lo hice aposta para que no fuera la gente del pueblo en comandita solo a ver las fotografías del lugar. Besos también para ti y suerte, aunque no creo que la necesites.

    Pau: pues ya me dirás, si quieres, o me las enseñarás. Los muertos suelen ser los primeros abandonados de cualquier sitio, incluso antes de que se deshabite. ¿Qué tal estás? Llevo varios días diciendo que te tengo que escribir y no lo hago. :-$ Un beso, Pau.

    Gracias, Aquí. Me di cuenta de de lo que dices en tu comentario más o menos hace seis años. Y me dolió mucho porque había puesto todo mi empeño en ser profesionalmente perfecta, cosa que, al parecer no he logrado. Yo tampoco creo en el azar, la verdad, creo en el esfuerzo y el trabajo. Es más fácil que te caiga un rayo a que te toque la lotería. Besote bien fuerte, amiga.

    Uy, pues sí, qué sorpresa, José Luis: salí en El Diario Palentino y en El Norte de Castilla. También me entrevistaron en la radio local. Por una vez se cambiaron los papeles y me pasé al otro lado de la cámara. Lo más curioso de la exposición es que la gente del lugar no estaba acostumbrada a ver el anti paisaje y precisamente eso es lo que les ha descolocado un montón. No saben si les ha gustado o no, pero han ido a verla. Muchas gracias por el piropo, José Luis, sobre todo viniendo de un fotógrafo es un verdadero halago. Besotes.

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