27/9/11

Teléfonos

Siento una verdadera aversión por los teléfonos. Esta ha ido creciendo con el tiempo. Recuerdo que de adolescente me podía pasar horas colgada al teléfono hablando con mis amigas; amigas que iba a ver en cinco minutos nada más fuera a la plaza, pero antes teníamos que contarnos todos nuestros vericuetos vitales auricular en mano.

En la Universidad se hizo un instrumento imprescindible. La distancia con la familia y con la pandilla de toda la vida -que entonces nadie tenía un email o un móvil que no pareciera un zapatófono- hacía que allá donde pasaras cualquier semestre el teléfono tenía que estar presente. Era un personaje más de la tragicomedia estudiantil, lo mismo que el reloj lo es en La Cantante Calva.

En 1998 el aparatejo del demonio empezó a reemplazar las citas ineludibles y los cotilleos de última hora por las a veces malas noticias con un crecimiento exponencial alarmante que alcanzó las cotas más altas hace apenas cuatro años.

Creo que ese cúmulo de malas circunstancias normalmente transmitidas a través de ondas telefónicas ha sido el culpable de que los teléfonos, cuanto más lejos, mejor. Poco a poco la gente conocida se fue dando cuenta de mi miedo. Poco a poco he ido dejando de tener llamadas. Ahora apenas sí recibo alguna y suele ser como cuando uno visita el buzón en el portal: publicidad y facturas.

Hoy mataría por recibir una llamada: mi madre felicitándome mi cumpleaños (porque hoy, señores, señoras, es mi cumpleaños), como que no pasara nada, como que estos últimos años hubieran sido borrados a golpe de nueve teclas y unos cuantos tonos.

7 comentarios:

  1. Muchas felicidades, queridísima Cal.

    Un beso enorme.

    ResponderEliminar
  2. Eso, muchas felicidades ¡feliz cumple!

    PD: A mí tampoco me gustan los teléfonos. Pero nada de nada.

    ResponderEliminar
  3. Pues ¡¡¡¡¡FE, FE, FELICIDADES!!!!

    Y un montón de besos y achuchones.

    ResponderEliminar
  4. Porras!

    Llego tarde...

    FELICIDADES!!!

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias, Portorosa. Y otro besazo enorme para ti.

    Ay, qué bendición, encontrar a alguien con quien compartir este odio. :-D Muchas gracias por la felicitación, Eulez.

    Graaaaaaaaaaacias mil, Aquí. ;-)

    Mejor tarde que nunca, mujer. Si supieras la cantidad de fechas importantes que se me han pasado este año... ¡Muchas gracias por la felicitación, Filla!

    Muuuuuuuuuchos besos para todos. A ver si me reconecto más a la blogocosa que, de todos los mundos web 2.0, es el que más me gusta y más satisfacciones me ha brindado. Intención para este nuevo año mío.

    ResponderEliminar
  6. Tarde, pero felicidades igualmente.

    Saludos

    ResponderEliminar
  7. Bueno, José Luis, para eso está el resto del año, para poder seguir felicitando (lo que cuenta, sobre todo en este mundo tan acelerado nuestro, es la intención). ¡Muchas gracias!

    ResponderEliminar