17/12/11

Estilismos

¿Nunca habéis bajado a la calle con un abrigo y unas botas altas puestas encima del pijama? Yo sí, sobre todo cuando era fumadora empedernida y se me acababa el tabaco a ciertas horas de la noche u otras del mediodía. También cuando sacaba a pasear al pelirrojo muy de madrugada si venía apurado a mi cama diciendo "o me sacas o la lío parda en la minimansión".

Mi máxima siempre ha sido ser como Nati Abascal, que siempre va arreglada hasta a por el pan y se bebe el agua de los floreros, no sea que me cruce Pedro Almodóvar y no sea capaz de llamar su atención. En tiempos también pensaba en el día en que me encontrara casualmente por la calle con Richard Avedon o con Helmut Newton (hombre ante el que me hubiera despelotado sin ningún pudor para que me inmortalizase), pero ya están bajo tierra.

Recibo una llamada al fijo:
- Cal, que nos vamos a las doce y media.
- Esto... ahora voy a despedirme, esperad (¡oops!).

Doce de la mañana y la menda vagueando en casa con el pijama puesto y el mismo aspecto que tendría alguien al que le hubiera pisoteado un ñu la noche anterior. Oigan, me plante el susodicho abrigo, las botas de caña alta marrones trabando el pijama de la mejor manera posible -taconazo, eso sí- y me fui a dar unos besotes a los padres de mi muñeco presioso. Total, ¡nadie me iba a ver en Carabanchel!

Ay, cuán equivocada estaba. Me he encontrado con un antiguo vecino/amigo paseando a su perra Stratfordshire Terrier por el barrio. Podría haberme cambiado de acera, sí, pero me pueden la cortesía y el tiempo que tardan los semáforos en pasar del rojo al verde.
- ¡Calamidaaaaaaaaaaad!
- Fulaniiiiito, -besos, abrazos, carantoñas- ¡cuánto tiempo! Mira qué guapa está la enana... -bla, bla, bla- ¿qué tal estás?
- Bien, mujer, ¿tienes mucho que hacer? Supongo que no estando en el paro... Anda, venga, vente que te invito a una caña y nos ponemos al día.
- Esto... bueno, vale, pero solo una cañita (¡glups!).

¿Sabéis eso de salir a tomar una y que se te vaya de las manos? Otro lugar común, lo sé, y precisamente por eso, porque no soy nada original y caigo en los mismo errores que muchos, he terminado tomando unos berberechos al vapor en un restaurante con más de una y de dos y de tres cañas en el cuerpo. Eso sí, sin quitarme el abrigo ni para ir al aseo.

Ahora mismo me voy a quitar este pijama y vestirme en condiciones. ¡La hora que es!

Disfruten del destroyer weekend antes de Navidades con sus cenas de empresa, cenas de amigos, cenas de compañeros del gimnasio, cenas del APA o del Nuevo Camino Catecumenal, ¡qué sé yo!
Cal.

2 comentarios:

  1. ¡Dios mío, te has ido de cañas en pijama!
    Debes de ser la primera persona en hacerlo, ¿no? :D

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Siento defraudarte, Portorosa, y aunque mi pijama no era ni de lejos tan estiloso, no soy la primera que sale así vestida a la calle. De hecho Jessica Alba se presentó de esta guisa a una alfombra roja. Hace dos años trataron de que fuera una tendencia horrible por otra parte o desde mi punto de vista.

    De todas formas, no es la primera vez que me voy por ahí de cualquier forma. Hace ya unos años bajé al bar a comprar tabaco en zapatillas de andar por casa y de cualquier manera (de la manera que uno va por casa ya de noche) y me fui también de cañas. Hasta las cuatro de la mañana... Me puede la farra, me temo.

    Muuuuchos besos.
    Cal.

    ResponderEliminar