Si hay algo que creía haber aprendido en estos últimos años, es que en los malos momentos se produce no una espantá sino una estampida de familia y amigos cual ñus atravesando el río Congo. Para colmo a la gente se le llena la boca de una manera... y a ti te pillan con la guardia baja, agarrándote a un clavo ardiendo.
Bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla, bla.
Me empieza a no servir toda esa palabrería vacía de contenido y más vacía aún de intención porque desde el modesto espacio que mi cuerpo ocupa en el Universo siempre me he propuesto cumplir con el ofrecimiento prometido, incluso en las peores situaciones de estrés, nervios, falta de tiempo, abatimiento, depresiones y soledades. Si no puedo cumplir, simplemente no prometo nada. Punto.
Lo único bueno de tanto chasco es saber el puesto que ocupas para las personas que te decepcionan. Aunque duela.
Feliz fin de semana, bloguers.
Cal.
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