18/4/13

La silla de pensar.

Me gusta reflexionar. No soy mujer de acción. No lo soy en el sentido de materialización de las ideas que cruzan por mi cabeza en el transcurso de un día. Las apunto -las que sobreviven a la criba de la mediocridad- en un archivo word que se llama esas-cosas-por-hacer.doc y que de vez en cuando abro y reviso. Soy mujer de acción de las otras, de las que dices de apuntarse a un bombardeo y van sin pensárselo dos veces. Pero no es eso de lo que quiero hablarles hoy.

Estoy pasmada con el significado de "la silla de pensar". ¿Qué creen ustedes que puede ser esa silla? Cavilen. Les doy de margen unos párrafos.

Tengo un sobrino que es un bicho. Ha salido listo como una ardilla y guapo como un querubín (¡ay, mi pelirrojo de ojos zaínos!). Pero lo que más me gusta de él es que tiene madera de líder. Lleva poquito en la guardería, ni siquiera un año, y a pesar de no haber cumplido los dieciocho meses tiene a todos los niños firmes. Es, por decirlo de una manera vulgar, el puto amo.

El hombre(cito) de mi vida con su camiseta de los Ramones, como todo buen macarra. ¿Quién se la habrá regalado...?
Su madre llama por teléfono y la pregunta es inevitable ¿qué ha hecho hoy el enano? Normalmente quita los juguetes con los que le apetece trastear a los niños que los tienen en ese momento. A veces se encabrona y pega un golpe en la mesa de la misma manera que hacen los abuelos en los bares cuando juegan al Tute y vociferan ¡arrastro! Se enfurruña y grita (tiene unos pulmones que ni Caruso cantando). Y poca cosa más.

Pero, ¿cuál es el castigo que le imponen cuando se supone que su comportamiento ha sido malo? Efectivamente: le condenan a la silla de pensar. Ô_Ô

Me pregunto en qué momento de la historia de la humanidad pensar dejó de ser una buen ejercicio para pasar a ser un castigo. Supongo que así nos va.

2 comentarios:

  1. El problema es verlo como un castigo, cuando en realidad se trata de una oportunidd de aprender de los errores cometidos.

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  2. Ya, sí, Anónimo, tienes razón. Después de haber escrito esto estaba conduciendo e iba dándole vueltas. Realmente ir a pensar que se está haciendo algo malo no tendría que ser un castigo, de hecho tal vez ni siquiera lo sea, ya que reflexionar sobre las actitudes de cada uno es buena cosa.

    Pero no creo que un bebé de menos de un año y medio sea capaz de discernir este tipo de disquisiciones. Supongo que para él será un fastidio eso de ir a pensar ya que tal acción le impide hacer otras que le gustan más, como por ejemplo jugar con otros, aunque sea a lo bruto, pero jugar al fin y al cabo.

    Un saludo y gracias por tu comentario.
    C.

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