26/4/13

No. No se la pierdan.

Este año me venía sintiendo un poco defraudada con el cine que he ido a ver. No es fácil contentarme, lo sé. Ni Soderbergh lo ha conseguido, y eso que caí como una inocente en la tela de araña de su último filme (Efectos Secundarios).

He visto, estimo, casi todas las películas sobre publicistas y periodistas que nos ha brindado el Séptimo Arte. Incluso soy una yonqui de Mad Men, tan real y a la par tan irreal con el fenómeno publicitario. Me intrigaba ver No, película chilena dirigida por Pablo Larraín, que optó a la categoría de habla no inglesa en los pasados Oscars. Aunque no por los Oscars, sino por el entresijo publicitario que supuso la campaña que apoyaba el "no" en el plebiscito de 1988 para la continuación de Pinochet como "jefe de gobierno" en Chile.

Desde aquí se lo digo. Hoy por hoy no he visto largometraje más realista sobre las agencias de publicidad. Sí que es cierto que falta el componente de cuchillo en la espalda y que eso de ganar mucha pasta se quedó en los ochenta, pero lo que es el proceso creativo, solo tengo una palabra para describirlo: chapeau!

Salí hasta agotada del patio de butacas, oigan. No se imaginan -salvo que trabajen en el sector- lo que supone (re)llenar quince minutos diarios de televisión con una campaña política. Si además ésta es verdaderamente creativa, arriesgada, fresca, ingeniosa y sorprendente, ufff, ¡qué currelo! Supongo que los protagonistas en la vida real (porque es, a grandes rasgos, una historia basada en la historia real) no probaron mejor dieta de adelgazamiento en su vida.

A nivel fílmico solo una objeción. Si bien gran parte del material publicitario es el original utilizado en los años ochenta y muchas escenas están construidas con grabaciones de la época, el uso y abuso de reventados, de faltas de racor, de fallos en la iluminación y el enfoque, ese tufillo low cost, me parece excesivo, incluso cansino. La película documental española Las Cajas Españolas de Alberto Porlan también parte de esta premisa y -creo, con total humildad- agota menos visualmente hablando.

Un diez para la interpretación del enigmático René Saavedra por parte de Gael García Bernal. Otro diez para la directora de arte Estefanía Larraín (no me imagino la cantidad de tiendas vintage que habrán tenido que recorrer). Y para el guión, adaptado de la obra de teatro de Antonio Skármeta El Plebiscito.

Ya tienen un mini plan para este fin de semana y, además, seanme pecaminosamente felices.
C.

4 comentarios:

  1. Ahora mismito llamo al cine de mi pueblo para que me digan en qué sala la están poniendo.

    Eres muy graciosa.

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  2. XD XD XD ¡neoGurb, hombre! Hazlo, hazlo, aunque no sea más que por irreverencia. Seguro que te contestan con un ¿ein?. A mí me encanta hacerlo en las tienda de ropa: oye, por favor, mira, es que tengo un vestido de cuello halter hasta la rodilla y no sé muy bien qué tipo de zapato le va bien.... O en cualquier bar: un té americano, por favor.

    El mundo está lleno de advenedizos y yo soy una snob, lo admito.

    (Si regresas a Madrid, todavía la programan en un cine. ;) )

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  3. "no" va a ser que sí! me apetece mucho, no es la primera cosa buena que escucho sobre la peli

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  4. Sí, Raúl, intenta no perdértela. Además tiene una parte musical en la que componen el jingle y en la que cantan canciones tradicionales chilenas que seguro te gustará. Te prometo que sales del cine cantando el jingle del anuncio. ;-)

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