Por motivos obvios yo conocía sus profesiones, pero ellos, salvo nuestro amigo, no tenían ni idea de quiénes eran esos infiltrados en su afterwork. Pura lógica, ¿a qué os dedicáis? salió en la conversación. Ya me ha pasado más veces, pero ayer me quedé especialmente en blanco. ¿A qué me dedico?... Si hubiese sido sincera, tendría que haber dicho que soy un ama de casa algo desastrosa que de vez en cuando escribe estupideces y saca fotos (algo que ya es tan habitual en nuestra sociedad que casi mejor ni hacerlo patente). Tampoco supe definirme bien como profesional. ¿A qué me dedico?... Pues a nada, no creo que me haya dedicado a nada definitorio en todos estos años de trabajo.
Avanzada la conversación salió otro tema frecuente, tú cara me es familiar, ¿a quién te pareces?... Suele pasarme. Tengo un rostro vulgar, no vulgar de vulgar, sino vulgar de común. Nuestro amigo me sorprendió con su respuesta, a quién me voy a parecer, ¡pues a mí misma, claro! (Momento abuela cebolleta On: Recuerdo una vez que unos padres le preguntaron a su primogénito que a quién se parecía su nuevo hermanito, que si a papá, que si a mamá, y el ñajo respondió ¡pues a él! ¿a quién queréis que se parezca? Off.) Pero fue inevitable que salieran una lista de nombres, que no les voy a desvelar y que me hicieron sentir, hmmm, mona.
¿Qué soy?... ¿Quién soy?... Francamente, queridos, no tengo ni idea.
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