9/7/14

El poder de salir en la foto.

Si algo aprendí en mi breve historia como periodista, es que no hay mejor forma de achuchar a un cargo público que el amago de publicar una noticia perniciosa. Es ese preciso instante, especial y poderoso, en el que charlando con la persona le haces saber que sabes algo que puede manchar su impecable carrera política. Créanme, nadie se libra de su lado oscuro, ni usted ni yo.

No cabe duda que, en la tesitura económica que nos encontramos, son pocas las empresas que se libran de pasar apuros. Esos apuros se traducen en números que decoran estadísticas y que llegan al cargo de turno que les ve como tal (eso si les ve, que a veces ni los mira) sin darse cuenta que detrás de ellos hay vidas, historias individuales y colectivas. Soy consciente que en este país no se pueden ir rescatando sociedades alegremente, salvo que sean bancos, pero existe un matiz diferente cuando un negocio se crea incluyendo en sus planes de viabilidad promesas políticas.

Otra cosa que aprendí cuando escribía en el periódico es que las promesas y sus obras tienen ciclos, normalmente coincidentes con los ciclos electorales.

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