26/6/21

Pato Zapato

Aún espero tontamente que respondas en el chat común que compartíamos o que algún comentario tuyo se deje caer por los blogs que frecuentábamos. Pero hace quince días que te has ido.

Fue también la muerte culpable de que nos conociéramos. Acababa de fallecer uno de mis tíos más queridos y la visita de Portorosa a Madrid me hizo salir de la madriguera en la que andaba metida para que coincidiéramos en el puerto base del Bremen por entonces, un garito que ahora se llama Coco Bar. Para mí era una fantasía estar allí junto a muchos de los blogueros que leía y admiraba, entre ellos a ti, y a los que hasta ese momento no ponía cara ni gestos.

Tú a un lado de Porto, y yo al otro, liabas un cigarrillo frente a un vaso de whisky. No separaste la mirada de tu tarea mientras me invitabas a participar en el taller literario: "Cal, anímate a escribir en el Bremen. Lo pasaremos bien", y dibujaste una sonrisa.

No me sentía a la altura y tampoco mi cabeza daba para mucho, pero recogí el testigo y tiempo más tarde me aventuré con aquello de escribir ficción. Quiso el destino que el miércoles aquel de mi primer taller fuera en tu casa. Existen lugares, pocos, en los que el tiempo se suspende en el espacio y todo parece concordar: los cuadros, las fotos, los libros, Balthus y las vistas a uno de los pocos jardines que quedan en Malasaña. 

No solo tengo que agradecerte la cantidad de mañas que he aprendido del oficio de escribir. Estoy en deuda contigo, querido NáN, porque dudo que hubiera llegado a leer algún día con la profundidad que tú me has enseñado a hacer.

Te recordaré siempre por un montón de detalles, NáN. Por tu generosidad, por tu sabiduría, por tu juventud y tu compromiso, por los libros que tanto amabas... Nadie fue capaz de consolarme como tú en aquel email que me escribiste el día que mi madre se marchó. Ojalá hubiera sido yo capaz de transmitir a tu hijo Luis y a tu amor Lola esa emoción que tú imprimiste en mí, pero sólo pudo salir de mi boca un lo siento mucho, común y soso, el día que te dijimos adiós.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ya no se pasa (casi) nadie por aquí, ni siquiera yo :-) Los blogs, qué lástima que estén tan de capa caída...

      Gracias por tu mensaje, Neo. Lo leí según me lo escribiste, pero en el último mes la vida me ha pasado por encima como una apisonadora.

      Un beso.
      C.

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