Nuestro Carolo Wojtila se nos ha puesto malo otra vez. Oooooooh, vaya, va a ser que eso de estar cerca de dios, perdón que va con mayúsculas, Dios no tiene muchos privilegios que digamos. En fin, os habréis dado cuenta de que no soy especialmente creyente. De acuerdo, después de no-sé-cuántos-años en colegios de monjas y frailes (hasta en la Uni estuve en la Resistencia de monjas) han conseguido que mi fe esté poco más o menos bajo mínimos. A todo esto la idea fue reforzada en mi primera visita al Vaticano. Coño, si a eso le llaman ser pobre, yo quiero ser pobre, amos, la más pobre del mundo. Que sí, que estaba muy bonito y muy bien conservado todo esto, pero me parece a mi que mucho predicar con la palabra y poco con los actos.
A lo que voy (que me voy por los cerros de Úbeda, Jaén). Digo yo que, independientemente del cargo que ostentemos en nuestra vida laboral, todos tenemos derecho a una jubilación ¿no? Pobre hombre, habrá sido todo lo conservador que se puede llegar a ser en el Siglo XXI, seguirá diciendo que el mal está detrás de los matrimonios homosexuales y ese tipo de barbaridades, pero debajo de toda esa careta rancia se halla un hombre. Y para mi todos los hombres, estén donde estén, son hombres. Quicir, que me da igual que sea el Pontífice y representante de dios –Dios- en la tierra o que esté limpiando las calles de la ciudad del Vaticano, por favor, que lo jubilen ya. Me cagüen to las normas esas que no se pueden romper por nada del mundo… Coño, que el hombre está muy pachucho. Pero también me da que pensar justo en el extremo opuesto… Vamos a ver: ¿no nos están vendiendo la bicoca de la vida eterna? Bien, pues si es así la verdad es que lo único que están demostrando es tener un miedo a la muerte bárbaro. Tratan de retrasarla lo mayor posible.
Y sigo pensando y haciéndome mis pajas mentales: si tienen tanto miedo a la muerte y a encontrarse con su Dios no será que están acojonados de miedo por haber dicho y hecho las barbaries aquí abajo en la tierra. No será que se están dando cuenta de que estar radicalmente en contra de la homosexualidad, del preservativo (con el Sida ahí mismo), entre otros es el pecado más grande que se pueda estar cometiendo hoy en día. No sé, no sé. Esperemos que el hombre –no es apestoso personajillo- se mejore lo antes posible y pueda disfrutar de una jubilación paseando por debajo de las maravillosas bóvedas de la Capilla Sixtina. Muchos besos, Calamity.
