Así empezaba un ridículo anuncio sobre no sé si compresas o salva slips (palabra curiosa la de salva slips, ¿de qué hay que salvarles, digo yo, si por las mañanas nada más ducharse uno los echa a lavar?) en el que se hacía preguntas desde todo punto de vista tontas.
Y sin embargo yo ahora me interrogo a qué huelen de verdad las nubes. Porque me figuro que no todas las nubes olerán igual. En Madrid, fijo, huelen a polvo secarruto como el ambiente que se respira. Sobre todo esas nubes gordotas que se llaman cumulonimbos y que son de color gris marengo justo antes de ponerse a descargar lluvia (que ya podría caer un buen chaparrón que se llevara lo feo y nos dejara el querube que diría Silvio Rodríguez).
Y los cirros de mi pueblo cuando está atardeciendo casi seguro que huelen al perfume de una embriagadora azucena. O mejor, al de una rosa, pero no una rosa empalagosa, una rosa con un aroma fino. Una rosa de color naranja.
Poco más tarde vi un reportaje interesantísimo no sé si en Localia o en La 2 sobre la gente que sufría SINESTESIA. Os dejo con la segunda acepción que da la RAE:
2. f. Psicol. Imagen o sensación subjetiva, propia de un sentido, determinada por otra sensación que afecta a un sentido diferente.
Me llamó la atención el hecho de que mucha gente pudiera describir por ejemplo la soberbia con un color o un aroma e incluso con un sabor. ¿Alguien ha probado un plato que supiese a soberbia? Bueno yo anoche tomé un postre soberbio, pero de ahí a que supiese a soberbia… No sé. Ahora que lo pienso un faisán asado, eso es el plato de la soberbia. Vale, vale, se me va la pinza.
Después de este paseo por los cerros de Úbeda, deciros que el motivo de este post viene a cuento con el “examen” que tuve ayer por la tarde en mis clases de Montaje Creativo (que nada tiene que ver con la Prensa Rosa). Algunos de vosotros ya lo sabéis e incluso os lo pregunté porque andaba un poco perdida con una de las preguntas.
A la presente os cuestiono yo a vosotros: ¿qué color tiene el sexo con amor? ¿y el sexo sin amor? Hala pues, a estrujar cerebros que también quiero saber por qué. Y espero que mi propuesta no os nuble vuestro conocimiento.
Besitos, Calamity.
PD. Que conste que me costó más descubrir el color del sexo con amor.

