Y crece y crece y crece y se hace cada vez más y más intensa. Llega un momento en que la luz es tan brillante como una Luna llena que asoma entre los edificios altos de la ciudad: soberana, pletórica, opulenta.
Entonces comienza el desapego, a veces la riña y siempre la indiferencia. La blanca esfera decrece hasta convertirse en una minúscula C. Luna embustera.
Y mengua y mengua y mengua y desaparece. Vacío. Hueco. Negro.
Solo queda ya pensar que en cualquier momento volverá a aparecer la minúscula línea curvada blanca sobre el cielo oscuro. Hasta que no aparezca nunca más. Hasta que siga creciendo eternamente.
Mi madre me enseñó que la luna es mentirosa, y Decrece cuando parece una C y Crece cuando parece una D. Hoy me ha dejado una chica y me ha recodado a la luna: mentirosa, cambiante y capaz de alterar mi gravedad.
ResponderEliminarCierto que la Luna es mentirosa pero también magnética y preciosa. ¿La has visto alguna vez a través de un telescopio?
ResponderEliminarEsta noche se dibujará de nuevo su uñita con forma de D en el cielo. Obsérvala, Anónimo/a. Si es capaz de revolver los mares, ¿qué no hará con nosotros?
Yo también estoy triste, muy triste de hecho, por otros motivos. Todo pasa incluso el dolor. Tal vez esa chica no te convenía, no lo sé. Llora, rabia, patalea y a otra cosa. Rodéate de los que verdaderamente te quieren y el trance será menos pesado. Ay, te has topado con la insoportable levedad del ser, cómo duele.
Te mando un fuerte abrazote cibernético, aunque seas anónimo.
Cal.