26/10/12

Norte-Sur-Este-Oeste (o lo que es lo mismo, las vacas de Verano)

Si el Verano pasado el recorrido visual por mis vacaciones estuvo plagado de paisajes, este tendría que estar plagado de retratos.

Hacía mil años que no disfrutaba tantísimo del estío. Ha sido intenso como el granate de los tintos riojanos. Con todos los segundos -casi todos- repletos de buenos momentos. Con la calma que producen los sitios familiares, los amigos de toda la vida y el entusiasmo de los lugares desconocidos y de gentes por conocer.

Mirado con el tiempo me parece mentira que haya tenido ocasión de hacer todo lo que he hecho. He leído horas y horas y horas y horas. Comidas, meriendas, cenas y partidas de Mus. Aperitivos mañaneros con calamares a la romana, cañas vespertinas, copas nocturnas. Fiestas al arrullo del mar y playa, of course. ¡Incluso trabajé de profe dos días (puro vicio que tiene una con lo suyo)! De temas burocráticos, que también los han habido, mejor ni hablamos, es lo menos interesante. Y muuuchos paseos con mi Momi (¡está para comérsela!).

Casi cuatro mil cuatrocientos kilómetros se han añadido al cuenta del Golfillo.

Son miradas, sonrisas y caricias las que pueblan mi corazón veraniego del presente año, pero les dejo con algunos de los lugares en los que esta vaca capitalina ha pastado. A ver si adivinan dónde están...

Fiesta de San Roque degustando un plato de olla ferroviaria.
Un puente románico que derribaron los franceses en la Guerra de la Independencia Española.
La única casa en España de uno de mis arquitectos favoritos.
Bendito sueño al volante que me condujo hasta aquí sin yo saber de la existencia de esta maravilla.
Esta bóvida no soy yo. :-D Mi compañera aficionada a la playa vive un tanto más al Sur, de hecho a unos catorce kilómetros de África.
Vista desde la azotea de un palacete renacentista con felinos en la fachada. Chulo, ¿eh? aunque no puedan oler los jazmines.
La antigua casa de un señor cura con alta cuna.
Una facilita. ;-) Volviendo del hospital tras el nacimiento de Laia.
A veces tengo la sensación de estar todavía de vacaciones - pa'rriba p'abajo todas las semanas, que ruedo más que el baúl de la Piquer - y aún así me invade la nostalgia. Nostalgia de gestos y voces.

Feliz finde, bloggers.
Cal.

6 comentarios:

  1. A veces confundimos la belleza con vacaciones.
    Es el recreo de cuando éramos niños, ¿recuerdas?
    Yo, ahora disfruto con cualquier cosa que rompa mi monotonía y lo tomo como unas agradables vacaciones, aunque solo dure unas horas.

    ResponderEliminar
  2. Es una buena definición, Pau, el recreo del cole. Me gusta. ;-)

    Durante varios años he asociado las vacaciones con destinos exóticos y, no nos vamos a engañar porque a mí hay pocas actividades que me chiflen más que hacer kilómetros, tal vez no era eso.

    ResponderEliminar
  3. Hacer kilómetros tampoco me cuesta nada a mí, me gusta. Veo que lo has pasado muy bien, aunque no reconozco casi nada de las fotos, creo. Tampoco importa.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Claro que no importa, José Luis. Son casi todos sitios cercanos a mi vida normal. Solo unas pocas son de lugares encontrados al azar.
    Un besazo.

    ResponderEliminar
  5. Algunos de esos sitios parecen una maravilla.
    Aunque yo al menos no tengo ni idea de dónde es ninguno.

    Dilo, ¿no?

    ResponderEliminar
  6. Sí, Portorosa, todos lo son. Todos tienen su encanto particular. :-)

    A ver, voy a decir dónde (o más o menos dónde) están.
    1ª. La fiesta de San Roque de mi pueblo. Durante un tiempo se dejó de celebrar, pero de un par de años a esta parte se está retomando la tradición. Si en las fiestas de otros barrios te invitan a chocolate o a tortilla, en las de este barrio se degusta olla ferroviaria. Un pelín fuerte para Agosto, pero igualmente deliciosa.


    2ª. El puente de la Vizana, cerca de Alija del Infantado (León). Por cierto, creo que es un puente romano y no románico. Glups. Tenía muchas ganas de conocer esta población y, bueno, me decepcionó un poquitín.

    3ª. El Pabellón Alemán construido por Mies van der Rohe en Barcelona. Se diseñó para la Exposición Universal de 1929 y se desmontó en 1930. En el 86 los barceloneses decidieron volver a montarlo y es simplemente ma-ra-vi-llo-so y fascinante. La entrada es algo cara, pero merece la pena.

    4ª. Monasterio cisterciense de Santa María de las Huertas (Soria). Me quedé ojoplática cuando al desviarme en la A2 para estirar un poco las patas me di de bruces con él. Además tuve una experiencia nunca mejor dicho "religiosa" visitándolo. Jamás he conocido a un monje tan fascinante como el que me vendió la entrada. Debería hablar de él algún día. Un hombre interesantísimo.

    5ª. Playa de Bolonia (Cádiz). Mientras estábamos esperando a que abrieran una tiendecita para poder comprar una sombrilla y así no achicharrarme (más) bajo el sol, las vacas bajaron a pastar a primera línea de playa. Aquí la foto se ve chiquitina, pero en grande, con todos los bañistas detrás... es cuanto menos peculiar.

    6ª. Vista desde la azotea de la Casa de los Leones -donde nos quedamos a dormir, sitio preciosísimo- sita en El Puerto de Santa María (Cádiz). Me hizo muchísima gracia que los gaditanos contasen con una casa de un torrelaveguense adinerado. No sé, en el siglo XVI hacerse mil kilómetros para construirse una casa en la playa... curioso.

    7ª. Casa de don Antolín López Peláez cerquita de Bembibre (El Bierzo, León). Es una casa muy bonita, con una wisteria acaracolada viejísima y un magnolio (destrozado por una poda sin sentido) en la entrada. La pena es el estado de abandono en que se encuentra.

    8ª. La facilita. ;-) MIS Cuatro Torres de Madrid. Me encanta pasear entre las Cuatro Torres. Digamos que las he visto crecer. Trabajé en mis primeros años en la capi entre Plaza de Castilla y Chamartín. ¡No me imagino cómo tiene que ser Manhattan o Chicago! Ah, veníamos de ver a Laia, la primera hija de dos grandes amigos de Madrid, que se adelantó unos cuantos días. :-D

    No se quejarán, ¿eh?

    ResponderEliminar