29/11/21

Almudena

Me pilla la noticia de su muerte esperando en la sala de un hospital a que me pauten uno u otro antibiótico en función de los resultados de una analítica. Tengo un cólico nefrítico y hasta hacía un par de horas, antes de que me chutansen un analgésico en vena, me estaba retorciendo de dolor en casa. Llega un mensaje: Almudena Grandes ha fallecido.

Pobre Almudena, pensé. Aunque sea una frase hecha, nunca se le desea la muerte a nadie, pero hay personas que la merecen más que otras. Esa gente que se pasa todo el santo día quejándose, implorando a no se quién que se acuerden de ellos, ogh, qué hartura. Almudena en cambio —y discúlpenme que la trate así de familiarmente porque para mí era alguien que sentía muy cercano— no era de esas personas. Almudena, daba la impresión, no tendría que haberse muerto nunca porque parecía ser una disfrutona de la vida, parecía conocer la fina línea que separa el trigo de la paja vital.

Me da pena porque ella fue, a través de sus escritos, la que me descubrió que hay otros mundos distintos, ajenos (y sin embargo plausibles) a los que conocía hasta el momento. Parte de mi despertar sentimental, sexual y político se lo debo a ella. Y tengo que decir que parte de mi vocación porque encontrar una mujer escritora y exitosa animó a la adolescente que era entonces a explorar más esa vía de la escritura (¿por qué no, Cal, por qué no escribir?).

Llevaba tiempo echándola de menos los viernes en la radio. Por fortuna nos quedan sus libros y sus innumerables columnas para que, cuando pique la nostalgia, tengamos algo a lo que asirnos.

Gracias por tanto, Almudena. 

Sit tibi terra levis.

6 comentarios:

  1. ¡Valiente! Desde su empeño en escribir sobre una época gris desde el punto de vista de los pequeños (empeño loable y necesario, por mucho que tantos se nieguen a rememorar lo que no les interesa) hasta su defensa del laísmo (con la que estaba y estoy en absoluto desacuerdo), todo en ella era valentía.

    Aunque hace tiempo que descubrí sus limitaciones literarias, he seguido comprando sus libros (también en papel, para mi Baronesa) todo este tiempo, porque sus historias y sus personajes me hacían creer en la bondad del ser humano.

    Qué pena, qué veinte años más que hubiera tenido para seguir escribiendo.

    (Cuídate, bebe mucha agua, descansa)

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    1. Almudena Grandes ha escrito un montón sobre esa parte de la historia en la que se acababan todos los temarios de Historia en las escuelas e institutos de este país, al menos en mi época de estudiante. Ha hecho "popular" (no se me ocurre mejor adjetivo) ese periodo, como bien dices, tan gris y tan oculto.

      Fíjate que yo me conformaría con escribir hasta con sus limitaciones literarias, Neo.

      (Al final mi cólico nefrítico resultó ser Covid galopante; menos mal que me ha pillado vacunada.)

      Muchos, muchos besos, querido amigo.

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  2. ¿Un covid que se confundía con un cólico nefrítico? Qué cosas más raras. He vivido lo primero en primera persona y lo segundo a través de mi Baronesa, y los síntomas no se parecen mucho, no. Salvo que el bicho te atacase a los riñones, en cuyo caso...¡fiuuuuu! Menos mal, sí, que te ha pillado vacunada.

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    1. Pues a saber si el cólico fue por el covid o no. Más bien creo que fue una fatal coincidencia. Todavía sigo con tos, ya ves. Y sí, menos mal que estaba vacunada, porque si no...

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  3. Su muerte me ha pillado releyendo los aires difíciles.
    Espero que estés bien del todo y todos bien
    Por aquí, de momento ha pasado de largo,
    Besos besos

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    1. No le he seguido todas la publicaciones a Almudena. He leído muchos de sus libros, eso sí. Y me gusta. Creo que da voz a muchas personas que nunca la han tenido (muchas de ellas mujeres) y eso me parece maravilloso.

      Un beso grande, Luna Lunera.

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