22/4/22

Ábrete un blog

Tras varios meses tratando de sacar adelante un proyecto personal que, en fin, no me voy a repetir, he decidido que vuelvo a la búsqueda activa de trabajo remunerado (del que no está pagado voy requete sobrada). 

No es que haya tirado la toalla ni mucho menos. Es que la realidad ha llamado a mi ventana, con esa sonrisa estúpida, y reconozco que es difícil encontrar financiación si no tienes dinero con el que hacer frente a la misma. Por cierto, por si pasara por esta destartalada casa alguien que quiera invertir sus dineros en mis desvelos, hete aquí mi email. Diré en mi alegato que soy una persona cumplidora.

Como iba diciendo, me he volcado de nuevo en la búsqueda de una nómina solvente con la que convencer a bancos (y «familia») de que soy una persona de provecho. Primer paso: ir al inem, o al sepe o como quiera que se llame ahora porque entre unas cosas y otras llevaba sin renovar mi tarjeta de desempleo o darde desde el 2020.

Tengo que reconocer que en esta ciudad nueva a la que me han mandado a vivir me están tratando de perlas con eso de encontrar una colocación. Lo habitual es que te acerques a ventanilla, con tu DNI y a veces tu currículum, rellenes un par de hojas con formularios, te den una fotocopia con una fecha próxima de sellado y hasta luego, Maricarmen. Aquí me están haciendo un itinerario de carrera. ¡Le he caído bien a la funcionaria! Está sorprendida de que un perfil como el mío no encuentre una colocación. Lo único que puedo decirles a ustedes es que tal vez ella sepa cómo funciona el mercado laboral, pero desconoce por completo mis defectos y debilidades, cosas con las que yo estoy perfectamente familiarizada.

Para la próxima cita, el 1 de junio, tengo que llevarle un montón de deberes hechos que se podrían resumir en una única macro tarea: actualizar y dar coherencia a mi vida laboral. Lo voy a hacer, pese a que en mi sector ese papel sólo sirve para jugar a la canasta con la papelera del director creativo de turno. Aunque tampoco estará demás tener la casa bonita y ordenada, porsiaca.

El caso es que en esta serie de entrevistas en profundidad al final se habla de muchas más cosas que empleo y formación. Se habla de la vida, de los sueños, de las cagadas monumentales del pasado... Y en una de esas, dada mi afición a la dendrología y las plantas en general, se le ocurrió a nuestra intrépida funcionaria la feliz idea para que pudiera salir de este sumidero vital: ¡abrirme un blog!

Es la segunda vez que lo oigo en menos de un mes. Calamidad, ábrete un blog. 

La tercera desde que estoy viviendo aquí.

Á-bre-te-un-blog

Como si un blog se alimentase solo. Como si no llevase tiempo escribirlo, decorarlo, difundirlo por toda red social que se precie (las redes sociales, otra historia que parece que cualquier bobo con un smartphone y cinco minutos sentado en la taza del wáter puede subyugar). Como si tras equis publicaciones te lloviesen los euros y te llamasen de todas las teles para contar con tu sabiduría bloguera.

Esto, mis queridas funcionaria, psicóloga y trabajadora social, es pico pala, pico pala, pico pala durante un montón de tiempo sin obtener nada dinerario a cambio. Con mucha suerte y mucha dedicación y sabiéndote mover muy bien entre los contactos que vayas haciendo o tengas, a lo mejor te cae algo por haber escrito de vez en cuando en un blog. A lo mejor, incluso, logras vivir de ello por haberlo hecho. 

A lo mejor.

4 comentarios:

  1. ¿Un blog? ¿Queda vivo alguno, aparte de este?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja, sí, hombre, quedan muchos, aunque están muy de capa caída porque los blogs exigen. No sólo al que los edita, también al que los lee, comenta, comparte, etc.

      Se habla en los mentideros de la red de su resurgimiento... Ojalá. Yo, sea o no esto cierto, seguiré siendo bloguera de corazón, cabeza y tripas porque me encanta serlo :-)

      Eliminar
  2. Has pensado en hacerte influencer?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajajajajajaja, ¡no! No se me ocurriría ni en mis peores pesadillas. No poderse rascar el culo a gusto, Luna. Uff, quita ;-)

      Eliminar